viernes, 16 de mayo de 2008

El levantamiento de un pueblo: ¡Ay de los vencidos!

No hay descripción que baste para comprender la guerra, los soldados de Napoleón sentían un gran desprecio por el pueblo.

No hubo mujer que fuese respetada, ni doncellas ni religiosas alcanzaron piedad de las tropas civilizadoras de Napoleón. Castellane cuenta que en el saqueo que siguió a la batalla de río seco una mujer fue forzada por cuarenta soldados. Los asesinatos no existían, pues siempre que un francés mataba lo hacía cumpliendo con su deber y no había para que mencionarlo.
“Obraron como tiranos y hablaban como déspotas”.

Se dieron innumerables saqueos, robos destrozos de casas para buscar dinero o cualquier cosa que sirviese. Ni el palacio arzobispal, en el cual Napoleón se albergó había sido respetado: muebles destrozados, chorros de vino etc…

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