viernes, 16 de mayo de 2008

Trajes de la época

1. Vestido camisa

En cambray de color blanco, largo y con cola de perfil trapezoidal. Va guarnecido con una aplicación de casa bordada en algodón raso. En el delantero, a la altura del pecho, lleva bordadas las iniciales “M.C”
El tejido de algodón, la decoración bordada con motivos geométricos que nos remiten al mundo clásico, el talle debajo del pecho y la cola, de moda para los vestidos de día, sitúan este vestido en el Neoclasicismo



2. Vestido “a la francesa”

Conjunto compuesto por casaca, chupa y calzón. La casaca y el calzón están confeccionados en sarga bataria de seda en color marrón oscuro y van decorados con bordado erudito al matiz, con sedas polícromas. La chupa lleva la misma decoración sobre fondo de raso de seda en su color.
Tejido, motivos ornamentales y hechura coinciden con los vestidos masculinos “a la francesa” de moda en la España de Carlos IV.




3. Vestido

Vestido de batista blanca, bordado con lentejuelas doradas y cadeneta verde de tema floral. Después de la Revolución Francesa el vestido femenino buscó inspiración en el mundo grecorromano. Ejemplos similares aparecen en el “Journal des Dames et des Modes de la Epoca”




4. Vestido “camisa”

Vestido en tafetán de algodón, en blanco, guarnecido con una aplicación de bordado a punto de cadeneta que dibuja motivos florales policromos salpicados por toda la superficie. Largo, con escote redondo en el delantero y talle debajo del pecho. La manga, muy larga, se abre en forma de embudo en la bocamanga.
Su hechura, con el talle situado bajo el pecho, tejido y decoración lo sitúan tipológicamente en la ya década del siglo XIX. Este tipo de vestidos fueron denominados en la época “camisa”. Es frecuente en este período sobreponer a la manga larga, una corta abollonada.




5. Casaca

Casaca en seda listada con alternancia de tafetán y raso, en azul. Muy ajustada al cuerpo y con cuello vuelto. Los paños delanteros están cortados a la altura del pecho dándole forma. Va decorada con botones metálicos, a los que solo uno cumple la función de cierre. A las casacas con cuello vuelto se le dio el nombre de frac.
En “Arts et Métiers, LÀrt du Tailleur” de M. de Garsault de 1769, ya se incluye esta prenda con el nombre de “fraque” entre sus diferentes patrones. Los tejidos rallados se ponen de moda en la década de los 90 del siglo XVIII y se prolongan en el siglo XIX.




6. “Vestido camisa“y spencer

Vestido de muselina blanca bordado en seda, con cordoncillo dorado a punto de cadeneta que dibuja motivos florales y guarnecido con una aplicación de cinta en raso de seda en color morado con forma romboidal y rectangular. El jubón o “spencer” está confeccionado en sarga de seda en color morado y guarnecido con una aplicación de cordoncillo de plata y madroños.
Ambas prendas son un bello ejemplo de la moda a principios del siglo XIX. El “spencer” también llamado jubón en España, surgió como prenda de encima del “vestido camisa” posrevolucionario en el que el tallo fue el rasgo más elocuente del cambio de moda.



7. Vestido “a la francesa”

Conjunto compuesto por casaca, chupa y calzón en raso, seda y en color azul. La casaca, con un alto cuello de tirilla, se abre mucho y muestra la chupa y el calzón. Las tres piezas van decoradas con una aplicación de bordado de temática floral policroma.
A finales del siglo XVIII la hechura del vestido “a la francesa” esta prácticamente definida hasta su sustitución de otras prendas alrededor de 1830, aproximadamente. Un elemento que permite situarlo cronológicamente es el cuello de tirilla de las casacas, que progresivamente van ganando altura durante el reinado de Carlos IV, hasta alcanzar el máximo con Fernando VII.




8. Vestido y Spencer

Vestido y spencer en raso de seda en color azul. El vestido con talle alto y pequeña cola, va decorado con una aplicación de cordoncillo entorchado, láminas de plata y lentejuelas que dibujan motivos florales. El jubón va decorado con terciopelo negro. Las dos prendas corresponden a las usadas en las primeras décadas del siglo XIX. A partir de 1805 se empiezan a utilizar nuevamente tejidos que habían sido desplazados por el algodón tras la revolución francesa.





La exhibición de la riqueza

El lenguaje del vestido transmite múltiples significados. A menudo a través del traje se expresa la riqueza, el poder o la clase social a la que se pertenece. También sirve para enriquecer momentos de especial valor simbólico y ritual de la comunidad, como bodas, fiestas patronales…La forma más habitual de manifestar la riqueza era la acumulación de joyas o de piezas de ropa que se van superponiendo en mayor número cuanto más importante es la ceremonia en la que se participa y el papel que se desempeña en ella.

Evoluciones

Los mantones de Manila reciben el nombre de la ciudad desde donde se importaban aunque su lugar de producción era la región china de Cantón. Llegaron en el último tercio del siglo XVIII junto con otras modas de inspiración oriental y fueron adoptados por las mujeres españolas, convirtiéndose en la pieza por excelencia de la indumentaria festiva.
El actual traje de luces nace de la indumentaria masculina de la segunda mitad del siglo XVIII, al tiempo que el toreo moderno. Poco a poco sus piezas se van recargando de decoración y adecuando al uso funcional, hasta configurar el traje de luces actual.

El traje, emblema del oficio

La ropa de trabajo siempre ha estado apegada a la funcionalidad y presenta peculiaridades que se mantienen constantes a lo largo del tiempo. Puede tratarse de ropa de faena, en la que se utilizan materiales o piezas especiales por su resistencia y adecuación funcional, o de uniformes profesionales que facilitaban a través del reconocimiento del vendedor, la identificación del producto o de su zona de procedencia. Trajes como el del ama de cría, o el del arriero, han pervivido porque convertían a quienes los llevaban en anuncios andantes de su oficio, productos y servicios.

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